''...¡Carambas, definitivamente amaba ese juego!...''
Estaba preparado para jugar y demostrar que todo el tiempo de práctica no había sido en vano, todo mi ser: cuerpo y mente estaban a la espera de una disposición para saltar a la cancha. Puedo sonar algo novelista pero enserio la emoción que tenia en ese entonces era real.
Imagen: mywaytohate.blogspot.com
Empezó el partido, yo en la banca y el equipo abajo en el marcador. Todo hacía parecer que la historia se repetiría y que no tendría oportunidad UNA VEZ MÁS. Los del equipo contrario pidieron tiempo, era el tercer cuarto y estábamos abajo por 2 puntos y de pronto el entrenador me dice que voy a entrar, me toma del hombro, me lleva hasta la linea, con su dedo me señalaba los lugares donde quería que me desplace a lo que yo respondía: ''Sí profe, sí, ajá, sí, sí, no se preocupe, sí, okei''. Se reanudo el juego y ese momento significo: ¡Carajo, por fin entre!
Una vez dentro del encuentro, mi convicción se torno más colectiva que personal, era momento de llevar al equipo al triunfo. Recibí la primera pelota, mire hacia adelante y vi que no tenia posibilidad a penetrar así que decidí descargar y moverme rápidamente buscando una mejor posición... HASTA QUE POR FIN. Participe en una cortina yendo de derecha a izquierda y me detuve casi abajo del aro esperando un pase con mi mano extendida. Aquel pase llegó y lo único que hice fue saltar y dejarla pasar por la cesta.
Dos puntos más para mi equipo, mis dos primeros puntos en un juego ''oficial'' ¡Carambas, definitivamente amaba ese juego! Estuve tan seguro que el balón entraría que ni siquiera espere un rebote y salí corriendo para ponerme en posición de defensa. El partido transcurría y cometí mi primer error, me llegó un pase y se me escapo, entonces fui En búsqueda del balón. Pero esa es otra historia...
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